Chapter 22
Capítulo 22
Elena recordó que en el pasado Bella también iba de compras, pero no había comprado tan locamente como hoy. ¿Acaso era estimulada por algo?
Bella preguntó sonriente: -¿Crees que aparezco como que me ha pasado algo?
Elena à
asintió con la cabeza: -Así es.
Bella se atragantó un rato. Luego le palmeó el hombro a Elena y dijo:– Tranquila, estoy bien, sé qué estoy haciendo.
Antes de llegar a la zona de ropa para hombres, Bella ya compró muchas cosas. Mientras tanto, Elena empezó a elegir la ropa y la corbata cuidosamente y no olvidó recodar a Bella: -Bella, ¿ no le compras algo a Pedro también?
Bella se negó: -No, no se lo merece.
Elena se quedó sin palabras por su respuesta, aun así ella insistió en estar bien.
-¡Resulta que ensuciaste el traje de gala! Dije muy claramente que no podía haber ninguna mancha cuando lo alquilaste..
En este momento, se oyó una reprimenda de repente desde la tienda de traje de marca para hombre al otro lado de la calle.
Bella miró allá y vio que un hombre guapo, alto y bastante juvenil se disculpaba con la vendedora.
-Lo siento mucho, ha tenido lugar un accidente en el evento, a ver si puedes enviarlo a la tintorería, yo pagaré el gasto.
¿Cómo pueden lavarlo en seco? Nuestros vestidos están todos diseñados por diseñadores famosos y hechos de materiales preciosos, si los lavan en seco, se convierten en ropa de segunda clase, por lo que tienes que comprarlo hoy.
Escuchando sus palabras, el hombre parecía avergonzado y dijo: ¿Podría hacer una excepción en mi favor? Pagaré un poco más por la limpieza.
-No, es imposible. -La vendedora rechazó firmemente.
-¿Cuánto cuesta? Lo compraré.
Diciendo, Bella se acercó a ellos. Tanto la dependiente como el hombre se quedaron atónitos por sus palabras. Sin embargo, cuando la dependiente vio los artículos de lujo en la mano de Bella, respondió con una sonrisa aduladora:
-Señora, este es la última confección para la temporada de otoño, se vende por cuarenta mil dólares.
Oyendo eso, Bella le entregó la tarjeta negra y dijo: -No se requiere la contraseña.
La dependiente quedó alegremente sorprendida y se apresuró a cogerla y realizar la operación. En este momento el hombre fino y apuesto miró a Bella y se mostró agradecido y un poco perdido: - Gracias. Lavaré la mancha más tarde.
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En ese momento, la dependiente le envió la tarjeta y la ropa empaquetada a Bella, ella entregó directamente la ropa al hombre y dijo: Cógela tú.
-Déjame una dirección y un número de teléfono, se la enviaré después de lavarla. -El hombre dijo.
Bella soltó una carcajada y se negó: -No hace falta, quédate con este traje después de lavarlo.
-¿Cómo puede ser? -El hombre agitó rápidamente la mano–¡No puedo llevármelo sin merecerlo!
No era más que un traje, no puedo ponérmelo si tú no te lo llevas, ¿quieres que yo lo tire y lo desperdicie?
Después de persuadirlo durante mucho tiempo, viendo que el hombre seguía rechazando con miedo, Bella dijo sonriente: -Hagamos un trato, en el futuro, cuando te pido un favor, tienes que ayudarme, ¿qué te parece?
Cuando dijo eso, la expresión de Bella era seria e insistente.
Vacilando un rato, el hombre finalmente no se negó, dijo firmemente con sus ojos limpios y claros: Definitivamente. Te dejo mi información de contacto.
Bella sacudió la cabeza: -No hace falta, cuando llegue el momento, naturalmente te buscaré.
-Bien.–El hombre se inclinó agradecido hacia ella con veneración y se marchó con la ropa.
Se trata de un traje que cuesta casi cuarenta y cinco mil dólares, ¿se lo has regalado a un hombre desconocido? -Elena se la acercó y suspiró: -Eres muy bondadosa.
Bella ciertamente no era tan amable hasta ese punto. Este hombre, a quien ella conocía, se destacaría en un programa de canto.
Después de que la empresa Caza se hiciera público en la vida anterior, se le pidió a este hombre que se convirtiera en su portavoz, y su apariencia apuesta y adorable ayudó a la compañía Caza a llamar mucha atención.
Hoy, ella lo ayudó de librarse de un apuro, lo cual era una inversión con antemano. Además, le hizo este favor gastando el dinero de Pedro, ¿por qué no lo hizo?
Por supuesto, no podía decir a Elena todo eso, así que Bella respondió escondiendo su intención real: -Ayudar a la gente es una virtud.
Lo que Bella dijo la dejó sin para su marido. Luego, habló con Bella:
Luego Elena eligió unos trajes informales y una pluma
estilográfica de marca delicada y Material © NôvelDrama.Org.
-Va a asistir a una conferencia internacional de intercambio el mes que viene, así que justamente los necesita.
Ya que has venido aquí, ¿por qué no te compras a ti misma unos cuantos conjuntos de ropa? Bella le hizo esta pregunta.
Elena negó sacudiendo la cabeza: No lo necesito, todavía tengo un montón de ropa en mi armario, además no tengo tiempo para ponérmela en el trabajo.
Bella reveló la verdad francamente: -Es porque tienes miedo de que tu suegra te reprochara por no ganar mucho dinero y desperdiciar el dinero, ¿verdad?
Elena era una enfermera con un sueldo bajo, pero se casó muy rápido con un médico alto, rico
y
listo de un hospital de primer nivel. Sus suegros estaban bastante descontentos con sus condiciones y tenían muchas provocaciones contra ella.
Elena suspiró suavemente: -A veces me siento asfixiada, pero en cuanto veo la cara de mi marido, siento que todo vale la pena.
No era de extrañar que las dos chicas fueran buenos amigos, porque ambas personas estaban fascinadas por los hombres guapos y se enamoraron de los demás y aportar todo lo que poseían con facilidad. Pensando en el final de Elena y su marido, Bella no pudo evitar sentir lástima por ella. No obstante, como ella misma había experimentado, sabía con claridad que una vez que tomaban la decisión de estar con alguien, los demás no podían persuadirlas fácilmente.
En este momento la suegra de Elena la llamó a instar que regresara a casa, ella estaba ansiosa por volver. Bella sólo podía contarle abrazándola: -Elena, tú también tienes que quererte a ti misma un poco más.
-Lo sé, no te pongas tan melodramática, la vida de cualquier persona está compuesta de asuntos insignificantes, soy muy fuerte.
En el Grupo Romero, se le encogió el corazón a Miguel cuando vio que los mensajes de consumo no dejaban de soltar en el móvil especial oficial. Si seguía así, temía que causara el sobregiro de la carta de crédito. Por supuesto, sabía quién estaba utilizando esa tarjeta.
En el pasado, su jefe también le había dado la tarjeta a Bella, pero ella no la había usado ni una sola vez, ¿por qué había utilizado tantas veces hoy?
Después de considerar una y otra vez, Miguel decidió llamar a la puerta de la oficina de Pedro.
-¿Qué pasa?
El tono poco amable de su jefe hizo que el corazón de Miguel temblara otra vez.