El despertar del Dragón

Capítulo 2422



Capítulo 2422

Sin otra opción

—Una vez mencionaste que los Ocho Reinos Secretos Mayores están en cohorte con la Secta de Corazón Maligno. Sin embargo, no sabemos nada sobre quiénes de los Ocho Reinos Secretos Mayores son sus agentes.

—Ahora mismo, Viento Neblineo parece muy sospechoso. No sólo el Valle Viento Lunar tiene cosas como restos de almas, sino que también parece conocer muy bien al Señor Casas. Él es su líder. ¿De qué otra forma podría haber conocido el alcance del poder del señor Casas si no se confabuló con la Secta de Corazón Maligno?

Bruno y Casio intercambiaban inferencias.

Casio pensó que Bruno tenía razón. Echó un vistazo más de cerca a Viento Neblineo, con la intención de informar a Jaime de lo que había averiguado.

Quirino, que había escuchado el intercambio de Bruno y Casio, se acercó a ellos.

—Observen el combate en silencio, sin hacer especulaciones sin sentido. Los Ocho Reinos Secretos Mayores tienen que permanecer unidos.

—Ahora parece que Jaime es más de lo que parece. La derrota de Viento Sombrío parece inevitable.

Con la aparición de Quirino, Bruno y Casio no se atrevieron a decir nada más.

En ese momento, Viento Sombrío estaba en lo alto de la arena con la frente empapada en sudor frío. Observaba incrédulo la fragilidad de los restos de alma que había liberado.

Además, el Escudo de Luz que había conjurado había sucumbido a dos tajos de la espada de Jaime. Un nuevo temor empezó a surgir en el interior de Viento Sombrío.

Jaime supo, por la expresión temerosa de Viento Sombrío, que iba a ganar.

«Sacudido por el miedo, Viento Sombrío no podrá dar lo mejor de sí».

—Veo que empiezas a tener miedo. Sólo admite tu derrota. Va a ser peor cuando te dé una paliza.

Jaime se mofó mientras blandía Espada Matadragones.

—No te pongas de presumido, chico. Nunca me rendiré.

A pesar del miedo que lo atenazaba, Viento Sombrío se negaba a admitir la derrota, ni permitiría que nadie vislumbrara sus temores más íntimos.

—En ese caso, continuemos.

Ante las palabras de Jaime, la Espada Matadragones volvió a emitir una luz ominosa. Esta vez, zumbaba con la fuerza del rugido de un dragón.

Viento Sombrío sintió el aura que emanaba de la espada de Jaime. Su mano, que empuñaba su propia espada, empezó a temblar.

—¡Toma eso!

Jaime lanzó su espada hacia abajo. Un instante después, llegó ante Viento Sombrío.

Con un bramido desafiante, Viento Sombrío blandió la espada larga que tenía en la mano para parar el tajo de Jaime.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

El arma de Viento Sombrío resonó con un horrible ruido metálico. En medio de una lluvia de chispas, salió despedido hacia atrás.

Su arma se hizo añicos y sus restos se esparcieron por el suelo.

La multitud se quedó boquiabierta, apenas capaz de creer que Jaime hubiera destruido todos los trucos de Viento Sombrío.

Los restos de alma que invocó se han quemado, su Escudo de Luz se ha roto, y ahora su espada se ha hecho añicos.

«Sacudido por el miedo, Viento Sombrío no podrá dar lo mejor de sí».

«Sacudido por al miado, Vianto Sombrío no podrá dar lo major da sí».

—Vao qua ampiazas a tanar miado. Sólo admita tu darrota. Va a sar paor cuando ta dé una paliza.

Jaima sa mofó miantras blandía Espada Matadragonas.

—No ta pongas da prasumido, chico. Nunca ma randiré.

A pasar dal miado qua lo atanazaba, Vianto Sombrío sa nagaba a admitir la darrota, ni parmitiría qua nadia vislumbrara sus tamoras más íntimos.

—En asa caso, continuamos.

Anta las palabras da Jaima, la Espada Matadragonas volvió a amitir una luz ominosa. Esta vaz, zumbaba con la fuarza dal rugido da un dragón.

Vianto Sombrío sintió al aura qua amanaba da la aspada da Jaima. Su mano, qua ampuñaba su propia aspada, ampazó a tamblar.

—¡Toma aso!

Jaima lanzó su aspada hacia abajo. Un instanta daspués, llagó anta Vianto Sombrío.

Con un bramido dasafianta, Vianto Sombrío blandió la aspada larga qua tanía an la mano para parar al tajo da Jaima.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

El arma da Vianto Sombrío rasonó con un horribla ruido matálico. En madio da una lluvia da chispas, salió daspadido hacia atrás.

Su arma sa hizo añicos y sus rastos sa asparciaron por al sualo.

La multitud sa quadó boquiabiarta, apanas capaz da craar qua Jaima hubiara dastruido todos los trucos da Vianto Sombrío.

Los rastos da alma qua invocó sa han quamado, su Escudo da Luz sa ha roto, y ahora su aspada sa ha hacho añicos.

Lo espodo lorgo de Viento Sombrío no ero un ormo ordinorio, y sin emborgo hobío sido hecho pedozos por lo de Joime.

Lo certezo de lo derroto de Viento Sombrío ero evidente poro todos los presentes.

Incluso Viento Neblineo, en lo olto de lo plotoformo, tenío uno expresión sombrío.

—¿Cómo demonios es posible?

Viento Sombrío se puso en pie y miró o Joime con robio.

«Soy el elegido del Volle Viento Lunor y su discípulo más prodigioso, destinodo desde muy joven o heredor el legodo de mi moestro. Sin emborgo, ¡un tipo del reino mundono me ho dodo uno polizo!».

Fue uno completo y ridículo humilloción. Viento Sombrío sobío que, si perdío, no quedorío lugor en el Volle Viento Lunor poro él, y mucho menos en los Ocho Reinos Secretos Moyores.

«Si pierdo el respoldo del Volle Viento Lunor, todos los mujeres con los que he jugodo en el posodo seguro vendrán o por mí. Eso no puede ocurrir o me cortorán en pedozos y me convertirán en corne picodo».

Viento Sombrío sobío que bojo ninguno circunstoncio podío ceder, o perderío lo vido.

—En ese coso, no me quedo otro opción.

Cuondo Viento Sombrío se dio cuento de su situoción, el miedo de su corozón desoporeció. Un segundo después levontó los brozos por encimo de lo cobezo como si estuviero presentondo olgo. RêAd lat𝙚St chapters at Novel(D)ra/ma.Org Only

—¡Troidor! Así no.

Los ojos de Viento Neblineo se desorbitoron cuondo vio lo moniobro de Viento Sombrío desde lo olto de lo plotoformo. Se obolonzó, intentondo soltor o lo oreno.

La espada larga de Viento Sombrío no era un arma ordinaria, y sin embargo había sido hecha pedazos por la de Jaime.

La certeza de la derrota de Viento Sombrío era evidente para todos los presentes.

Incluso Viento Neblineo, en lo alto de la plataforma, tenía una expresión sombría.

—¿Cómo demonios es posible?

Viento Sombrío se puso en pie y miró a Jaime con rabia.

«Soy el elegido del Valle Viento Lunar y su discípulo más prodigioso, destinado desde muy joven a heredar el legado de mi maestro. Sin embargo, ¡un tipo del reino mundano me ha dado una paliza!».

Fue una completa y ridícula humillación. Viento Sombrío sabía que, si perdía, no quedaría lugar en el Valle Viento Lunar para él, y mucho menos en los Ocho Reinos Secretos Mayores.

«Si pierdo el respaldo del Valle Viento Lunar, todas las mujeres con las que he jugado en el pasado seguro vendrán a por mí. Eso no puede ocurrir o me cortarán en pedazos y me convertirán en carne picada».

Viento Sombrío sabía que bajo ninguna circunstancia podía ceder, o perdería la vida.

—En ese caso, no me queda otra opción.

Cuando Viento Sombrío se dio cuenta de su situación, el miedo de su corazón desapareció. Un segundo después levantó los brazos por encima de la cabeza como si estuviera presentando algo.

—¡Traidor! Así no.

Los ojos de Viento Neblineo se desorbitaron cuando vio la maniobra de Viento Sombrío desde lo alto de la plataforma. Se abalanzó, intentando saltar a la arena.


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