El Chico Dhall ©

Chapter 20: XIX



Chapter 20: XIX

Capítulo diecinueve

Hoy todo ha sido un desastre.

Absolutamente todo.

Veo a los ojos a mi padre quien está totalmente serio viendo a mi supuesto novio Neftali, mi madrastra

posa una de sus manos en mis piernas tratando de calmar mis supuestos nervios falsos y me da una

mirada de “todo estará bien”.

En realidad todo está bien, cabeza de rábano.*

Si tan solo no hubiese salido de mi habitación.

Flashback

Sus brazos fuertes me atrapan en el aire y enredo automáticamente mis brazos a su cuello —Por fin te

dignaste a verme, Julieta —sacudo la cabeza al sentir una fuerte corriente por mi espina dorsal y lo

hago bajarme, escondo la rojez de mi cara con el cabello y veo mis pies descalzos como si fuesen lo

más interesante en el mundo —estoy aquí, —sacude su mano en mi cara —soy yo, tu romeo Content held by NôvelDrama.Org.

acosador.

Junto mis cejas —Sí... Un romeo acosador que me hizo bajar de mi cuarto solo para decirle que me

dejara de molestar —me cruzo de brazos —eso también te hace un incitador a cosas malas.

Una bonita sonrisa se asoma por sus labios —Discúlpame, belleza tropical, pero yo no te obligue a

bajar, tu sólita lo hiciste, aun que... ya que hablamos de cosas malas —se acerca peligrosamente y

retrocedo cada vez más con dirección a la carretera.

—¿Qué haces, Elián Dhall? —levantó mis brazos y los posó en forma de escudo sobre mi pecho —sé

karate y puedo noquearte de un movimiento.

¿En serio le dices eso a un chico que con solo mirarte te hace temblar?*

Eso no es cierto, Fally.

Desde ahora en adelante te llamaré burra ciega, lo tengo decidido.*

Hace una mueca con su cabeza —Yo no hago nada, —alza sus manos de forma inocente.

—Elián déjame en paz, ya baje, ya descubriste mi verdadera identidad, ahora te pido amablemente

que me dejes de molestar y te busques una vida —roto dándole la espalda a mi casa y él sigue

persiguiéndome sin decir nada —esto no es gracioso —me detengo en la acera y el copia mi acto a

escasos pasos.

Es ahora o nunca, ¡A correr!

Giro y mis piernas comienzan a correr con dirección a la puerta trasera de la casa para entrar por la

cocina. Ya no me importa si todo el vecindario se entera qué estuve por fuera. Mis manos toman el

picaporte con rapidez y antes de que pueda abrirla él me jala haciendo estrellar mi cuerpo contra un

costado de la casa —Ay Jexi, lo único que sacaste con salir es que yo tenga cientos de preguntas que

hacerte —susurra y coloca ambos brazos a los lados de mi rostro.

Subo mis manos a su pecho para apartarlo de mí, pero Elián se pega más haciendo imposible salir de

su aprisionamiento —¿puedes darme espacio personal? Me estoy ahogando —presiono las piernas al

sentir su olor a escasos centímetros y no poder aspirar fuerte.

No caigas, Jexi.

Es obvio que te está probando.

Doy un saltito en mi lugar cuando una de sus manos tocan suavemente mi hombro y baja haciendo

círculos por mis brazos —¿por qué quieres espacio personal? —su otra mano me hace verlo

directamente a los ojos y trago grueso —¿me tienes miedo? —susurra suave haciendo que su olor a

menta pegue en mi cuello.

Niego sonriendo —a ti, nunca.

—Entonces no te importara que haga esto —pasa su mano por mi cintura y me atrae a su cuerpo,

intento salir de su aprisionamiento diciendole que me deje en paz, que lo odio y lo único que logro

hacer es que él me presione aun más.

—Elián, estoy hablándote en serio. Sueltame o juro que grito y justo hoy en la mañana voy a la casa

de tu padre a notificarle esto.

Sonríe —¿Eso es una amenaza?

—Sí —asiento y lo empujo logrando que me suelte.

Él suspira resignado sin poder hacer nada y rápido siento un enorme vacío en el pecho al saber que

cuando cruce la puerta ambos seremos unos completos extraños.

Lo veo por encima de los hombros y noto como tiene sus manos metidas en los bolsillos del pantalón,

me giro para encararlo y él decide hablar primero —ya no volverás a saber mas de mí, te dejare

tranquila como pediste —mi corazón se detiene por un momento siento mi mundo venirse abajo.

Abro y cierro mi boca para decirle que no hace falta que no me escriba, pero simplemente las palabras

se atoran en mi garganta.

No puedo.

—Entiendo —susurro y mi cuerpo retoma lo frio que estaba antes.

—Pero antes —suelta y me atrae hacia él, —te volveré loca para que seas tú la que pienses en mí —y

con esto estampa sus suaves y cálidos labios con los míos.

¡¿PERO QUÉ ESTÁ HACIENDO?!

Alzo mi mano para estrellarla contra su bonito rostro y él la sujeta en el aire, toma la otra y me hace

rodearlo, poco a poco nos lleva hasta la pared nuevamente y muerde ligeramente mi labio inferior, sus

ojos azules ven los míos brillosos y divertidos hasta que decide separarse.

Mi corazón empieza a latir fuerte y un cúmulo de sentimientos de cariño y posesividad afloran

haciendo que quiera tenerlo otra vez para mí y solo para mí, pero solo me limito a levantar mi mano en

su dirección —eres un... ¡Ahhh! —la bajo cuando el calor invade mi cara y su linda sonrisa hace

música para mis oídos en este momentos.

—¿Soy un que? —se aleja —¿un estúpido idiota? —peina su cabello—pues este estúpido idiota te

acaba de besar.

Intento contestarle que es un pésimo besador, pero me asusto al escuchar la puerta de patio abrirse

lentamente haciendo su típico sonido, del otro lado mi padre y mi madrastra miran la escena curiosos,

pero más mi papá quien me ve con esos ojos de decepción.

Estoy en problemas.

Fin flashback

—Jexi... ¿Jexi me estás escuchando? ¡JEXI! —salgo de mi trance al escuchar lo enojado que está mi

papá y bajo la mirada a la mesa.

—Ezequiel, no tienes por qué... —mi madrastra se mete y la detengo poniendo una mano sobre su

pierna y negando.

Sé que si me defiende también se enojara con ella y sinceramente es la única que puede calmarlo

luego.

—Bien, ahora que estamos todos en la mesa presentes quiero decirte, Neftali, que mi hija te ha estado

engañando y que no respeta lo que es una relación seria.

—Papá —advierto —ten cuidado de lo que puedas decir.

Sonríe irónico —¿Y que es lo que no puedo decir? ¡¿Que te estabas besando en la madrugada con el

hijo mayor de nuestro Alpha justo a un costado de nuestra casa?!

Ruedo mis ojos —yo no lo bese, él me beso.

—¿Entonces es cierto? —cuestiona Neftali levantándose de la mesa —¿es cierto que me engañaste?

—niega —esto se acabo Jexi.

—Vale —me encojo de hombros y él se da la vuelta para salir de la casa.

Mi madrastra y mi papá me ven sorprendidos ante mi reacción y yo solo me limito a verlos —¿qué?

—No me puedo creer que tan poco sentimiento tengas, Jexi. ¡A tu cuarto! Estarás castigada por un

mes sin móvil, sin laptop y sin poder salir con Quero.

Me levanto—¿Cómo? ¿Pero por qué? Yo no he hecho nada malo.

La sala se llena de una sonrisa irónica —¡A tu cuarto!


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