Capítulo 257
Capítulo 0237
Silvia se apartó con gran rapidez de él. Julio se sorprendió muchísimo, pero luego le dijo con
una voz muy suave:
-Estoy bien. ¿Realmente, estás loca por sentarte aquí toda la noche?
Ayer le pidió a Adrian que trajera a Silvia adentro, pero ella se negó én lo absoluto.
Esa voz tan suave suya hizo que Silvia volviera a dudarlo de nuevo, entonces ¿había sido todo un malentendido? Si fuera por causa de los gemelos, ¿cómo podrían tener el mismo nombre? Y conociendo a este Julio, nunca toleraría reemplazar a otra persona, ni mucho menos ser el
sustituto de otro. Text content © NôvelDrama.Org.
-Julio, nos conocemos desde muy pequeños, ¿verdad? -le preguntó Silvia.
Julio pensó que ella seguramente estaba muy asustada por lo de anoche así que, se agachó y la abrazó:
Claro, nos conocemos desde hace más de diez años.
Las lágrimas de Silvia comenzaron a rodar por completo sin control:
-Sí, más de diez años…
Con tanto tiempo, ¿cómo podría haberse equivocado?
Desde la distancia, Adrian los observó detenidamente, era justo la primera vez que veía a su jefe tan amable con una mujer. Ni siquiera Nadia había sido tratada con tanta ternura por él.
Julio no entendía muy bien por qué ella había comenzado a llorar de repente y le secó las lágrimas con la mano.
De verdad, no me pasa nada en lo absoluto. La alergia no me va a matar.
Aunque era muy amable, su forma de hablar era diferente a la de cuando eran niños.
Hacía más de diez años, cuando él se lastimaba, le decía con ternura:
-Lo siento mucho por preocupár a mi Silvia, esto es culpa mía. No me duele, me pondré bien
pronto.
Silvia sentía que se estaba engañando a sí misma. Las personalidades de las dos personas eran completamente diferentes, entonces ¿cómo podrían ser la misma persona? Pero no se había dado cuenta de esto y pensaba que, después de salir con Natalia, él simplemente había dejado de gustarle, por eso realmente era tan frío con ella.
Pensar en esto le hacía doler muy fuerte la garganta.
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Julio le acariciaba con suavidad la espalda, sin saber cómo lograr consolarla. Tampoco entendía muy bien por qué, cuando ella lloraba, él también se sentía muy triste.
que,
Después de un largo rato, Silvia se fue calmando poco a poco. Ella sabía independientemente si había confundido a la persona o no, tenía que irse y no volver a tener
más contacto con ellos.
-Tienes hambre, ¿verdad? Vamos a desayunar. Luego te llevaré a un hermoso lugar – le dijo Julio, tomándola de la mano.
Después del desayuno, Silvia se enteró de que el lugar al que Julio quería llevarla era el
escenario real del manga de su autora favorita. Lo más sorprendente de todo, era que el lugar estaba lleno por completo de cerezos en flor, tal y como aparecía en el manga.
Silvia no podía creerlo; ya era casi finales de otoño.
-Solo puedo esperarte afuera le dijo Julio.
Silvia entró y cada rincón del lugar era idéntico al del manga.
Desde lejos, Julio observaba detenidamente su figura y, sin poder evitarlo, sacó su teléfono y le tomó una foto en completo secreto, guardándola. En ese momento, de repente sintió que esa figura de espaldas le resultaba muy familiar.
Pensaba que al hacer feliz a Silvia hoy, por la noche podrían hacer algo más. Pero cuando llegó la noche, Silvia tajantemente lo rechazó.
-Hoy realmente estoy muy cansada, quiero descansar temprano.
Recordando que anoche, ella se había estado culpando a sí misma afuera toda la noche, Julio no quiso forzarla. Conteniendo el ardor en lo profundo de su corazón, la abrazó y le dijo:
-¿Adónde quieres ir cuando regresamos mañana?
Silvia, al escuchar sus palabras, fingió estar en ese momento dormida y no respondió.
Mañana regresarían, y pasado mañana, después de darle una sorpresa a Natalia, ella se ira entonces para siempre.
La noche avanzaba.
Julio abrazó a Silvia para dormir, pero tuvo una terrible pesadilla, en la que ella desaparecía. Esta vez, por más que la buscara, realmente no pudo encontrarla.